El ocho mil más difícil
El majestuoso K2 se ubica en la cordillera de Karakórum (monte Everest), entre
China y Pakistán. No es casualidad que se le conozca como la montaña salvaje, pues
es la más complicada de ascender en
todo el mundo y la segunda más mortífera
de todas, sólo superada en siniestralidad por el Annapurna. Su cumbre se asemeja a una pirámide y una de sus
principales características es la enorme
pendiente que hay en cualquiera de sus caras.
La parte final de la montaña
se eleva muchísimos metros en muy poca
distancia; no hay ninguna otra cima en el mundo que tenga semejante
desnivel. Por si fuera poco, la montaña suele presentar casi siempre un clima muy adverso y su tramo final está
formado por roca y hielo, por lo que
éste debe realizarse escalando. Además, su descenso es quizá el más complicado
y peligroso de todos los ocho miles. Éstas son las causas de su extrema
dificultad y de que muchos alpinistas hayan dejado allí la vida. Si nos atenemos al dato de que más de
6.000 montañeros han escalado el Everest mientras que poco más de 300 han
conseguido subir el K2 nos podemos hacer una idea de las dificultades que
entraña ascender este ocho mil.
Primera ascensión y el año negro del K2
El K2 intentó escalarse por primera
vez en 1902, pero no se alcanzó su cumbre. Tras este primer intento se
realizaron nuevas escaladas en diferentes años, todas frustradas hasta que en julio de 1954 los escaladores italianos
Lino
Lacedelli y Achille Compagnoni consiguieron
coronar la cima encabezando una expedición con los mejores alpinistas de Italia
en aquellos momentos. Sólo ellos dos pisaron la cumbre.
Durante décadas se
pensó que los dos escaladores habían llegado a la cima sin utilizar oxígeno,
pero después ha llegado a saberse que sí
que utilizaron oxígeno en la parte final de la ascensión, a pesar de que no
lo reconocieran. Además de la primera ascensión tenemos que recordar el año más negro del K2: 1986. Esta fecha marcaría la terrible dureza
de la montaña, pues uno de cada tres
escaladores que intentó coronarla ese año perdió la vida. En total fueron 13 alpinistas fallecidos
de diferentes expediciones y nacionalidades por 27 que lo consiguieron, una
cifra desmesuradamente alta y que sirvió para replantear el peligro que supone
escalar este ocho mil.
Fotografías 02, 03 y 05: Maria Ly
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