lunes, 30 de septiembre de 2013

Annapurna: el ochomil asesino

Vuelve a nuestro blog la sección Los Techos del Mundo: 14 paradas en las 14 cimas más alta de nuestro planeta, esas que superan los ocho mil metros de altura. En nuestra anterior entrada hablábamos del Gasherbrum-I; hoy le toca el turno al Annapurna, una montaña de consecuencias fatales para un gran número de alpinistas que intentaron conquistarla.

La cumbre más mortífera del planeta

El Annapurna, décima cumbre más alta del mundo, se eleva hasta los 8.091 metros de altura. Situada en la cordillera del Himalaya, en Nepal, esta cima reparte su fama por dos circunstancias: fue el primer ochomil alcanzado por el hombre, y hasta nuestros días resulta la montaña más letal del planeta. Su tasa de mortalidad es del 40%; la cifra resulta aún más estremecedora si se piensa que de cada 10 personas que intentan ascender la montaña, 4 pierden la vida. No importa si se ataca por su cara norte o por su cara sur: la extrema dificultad que presenta esta cima en cualquiera de sus vertientes ha provocado que experimentados alpinistas que han decidido intentar ascender todos los ochomiles, hayan dejado esta cumbre para el final, por considerarla la más peligrosa de todas.



Una leyenda negra

La leyenda del Annapurna se escribe con la sombra de la tragedia siempre a sus espaldas. Sus glaciares, sus paredes verticales, sus avalanchas y sus gélidas corrientes de viento (que pueden ser próximas a los 100 km/h en algunos tramos), hacen que su ascensión pueda convertirse en una verdadera odisea. Edurne Pasabán, después de su intento sin éxito de ascenderla en 2007, comentaba: “la sola visión de esa masa monstruosa de hielo y piedras impresiona por sí sola”. En la lista de los que dejaron su vida intentando coronarla, por desgracia hay alpinistas españoles, como Iñaki Ochoa de Olza o Tolo Calafat, por citar a dos.

Nosotros queremos finalizar este artículo con una visión positiva: la del éxito que lograron Maurice Herzog y Louis Lachenal en 1950, cuando hicieron cumbre junto a su expedición en el Annapurna. Entonces nadie antes había logrado ascender una montaña que superara los 8.000 m.; resulta paradójico que el primer ochomil que se consiguió ascender haya sido después el que más muertes ha causado.



Para profundizar más sobre las dificultades de escalar el Annapurna recomendamos este interesantísimo artículo.

Fotografías del Annapurna: The Great Himalaya Trail
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lunes, 23 de septiembre de 2013

El cicloturismo: una forma inteligente de viajar y hacer deporte


El cicloturismo es una manera de hacer turismo y deporte que cada vez se practica más en toda Europa. Se trata de viajar con bicicleta sin ánimo de competir, tan sólo recorriendo y conociendo nuevos lugares. Un buen ejemplo de cicloturismo podría ser el que os contábamosen el blog de MUND hace unos meses : la ruta que David Degive y Augusto González hicieron recorriendo la distancia entre Bruselas y Viena en su bici.



¿Potenciamos el cicloturismo en España?

Sin duda el cicloturismo puede ser una forma muy interesante de fomentar el turismo de un país, pero ¿hacemos aquí lo suficiente para ello?
Los cimientos los tenemos, ya que lo más importante para la práctica del cicloturismo en un país es disponer de atractivo turístico, con buenos paisajes, gastronomía rica, y lugares donde alojarse. España lo tiene, sin embargo, a diferencia de otros países, aquí no parece haber iniciativas que fomenten este tipo de turismo


La bicicleta se cuida más en lugares como Alemania, Francia o Suiza, por poner algún ejemplo. Tal vez, si apostáramos por mejorar las infraestructuras para la bicicleta (construyendo más carriles bici, o mejorando la accesibilidad de las bicis a los trenes, por ejemplo), podríamos atraer un turismo muy importante de muchos puntos de Europa. La oportunidad que tenemos no está al alcance de muchos países, ¿por qué no aprovecharla? 



Fuentes consultadas: Desnivel
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lunes, 16 de septiembre de 2013

Daniel Plaza: un oro que ya es leyenda en nuestro atletismo

No pudo ser y Madrid tendrá que esperar para albergar unos Juegos Olímpicos, ya que el pasado 7 de septiembre fue Tokyo la ciudad elegida. Quizá porque hemos sentido cierta nostalgia, hoy vuelve al blog nuestra sección ¿Te acuerdas?, que habíamos dejado conla inimitable Lili Álvarez. Hoy retrocedemos hasta el año 92, a los juegos de Barcelona, y recordamos un momento memorable para el atletismo español: la medalla de oro de Daniel Plaza en 20 km. marcha.



Una carrera para la historia

La medalla que consiguió Daniel Plaza pasó a la historia por ser la primera medalla de oro del atletismo español en unos juegos olímpicos. Seguro que Daniel jamás olvidará su entrada en el estadio olímpico recibiendo la ovación de todos los aficionados que poblaban las gradas, aquel 31 de agosto. Plaza no contaba en las apuestas para ganar; curiosamente era Valentín Massana el español que teóricamente debía hacer un mejor papel, ya que venía de establecer un record de España en la modalidad. Otros atletas como Johansson, Shchennikov o Blazek eran en teoría los favoritos, pero fue Daniel Plaza el que se hizo con la victoria, para delirio de la afición local.

Montjuic: una subida decisiva con sordera incluida

A falta de cuatro kilómetros para la meta, Daniel Plaza se despegaba del grupo de cuatro atletas que lideraba la carrera (y en el que se encontraba Massana) para ascender Montjuic en solitario. Con cerca de 30 grados y una altísima humedad, las condiciones eran sofocantes para marchar, pero el ataque de Plaza sería definitivo. Por desgracia, una descalificación de Massana a 600 metros del final (cuando iba en segundo lugar) nos privó de conseguir doblete, pero nada empañó el triunfo de Daniel. Esto comenta él sobre aquel momento:
“Recuerdo que en los últimos 2 km. de la prueba me quedé sordo. Empezaron a pitarme los oídos, dicen que es el síntoma previo al desfallecimiento. Luego la entrada al estadio fue apoteósica…”.

Fotografía: ElPaís
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lunes, 9 de septiembre de 2013

Terminamos nuestro viaje por Nueva Zelanda con Isa y Rober


En nuestra anterior entrada compartíamos parte delas aventuras de los montañeros Isabel García y Roberto Rodrigo por NuevaZelanda. Hoy concluimos el recorrido por nuestras antípodas con Isa y Rober, que, entre otras cosas, nos cuentan qué cumbres ascendieron y qué fauna encontraron en ese rico país. Esperemos que disfrutéis con los comentarios tanto como nosotros. 

En vuestro blog hemos podido seguir vuestros diarios del viaje y, como nos imaginábamos, hemos visto que aprovechasteis para hacer alguna cumbre. ¿Qué cimas hicisteis?
Aunque Nueva Zelanda es un país que se caracteriza por su adversa climatología y sus numerosos días de lluvia (lo que impide realizar mucha montaña), nosotros tuvimos mucha suerte con el tiempo, lo que nos permitió ascender a casi todas las cumbres que teníamos previstas. Algunas de las ascensiones más características y conocidas fueron: el Tongariro, el Ngaurohoe, el Taranaki, el Aspiring, el Monte Hutt y un intento al Monte Cook (aunque no llegamos a su cumbre).


¿Conocisteis fauna muy diferente a la que acostumbramos a ver en la otra punta del planeta?
Nueva Zelanda es un país que no tiene depredadores, casi todo son aves y animales acuáticos. Entre las aves más características de este país están el kiwi (que nosotros no logramos ver en su hábitat natural), el kea, el pukeko, el albatros, el pingüino de ojo amarillo, el pingüino azul...
En cuanto a los mamíferos marinos destacan las ballenas, los osos marinos, los delfines, las focas... Todos estos son animales que con un poco de suerte puedes ver si viajas a Nueva Zelanda.

Nosotros compartimos en nuestro blog la imagen que publicasteis con el primer amanecer de 2013 que presenció el planeta tierra. Gustó mucho esa fotografía. ¿Se sentía uno extraño recibiendo el año a tantos kilómetros de casa?
Isa: Nosotros estamos acostumbrados a pasar navidades lejos de casa: más que extraños por los km. de distancia yo me sentía extraña por la diferencia horaria. Nosotros ya habíamos celebrado la Nochevieja y estábamos disfrutando del Año Nuevo y en casa todavía no habían empezado a celebrarlo. Lo mismo pasó la Nochebuena y el día de Navidad.
También se hace extraño el clima, celebrar la Navidad con tanto calor, en manga corta o dándote un chapuzón en el mar en Nochevieja.
Rober: Pues sí que fue raro porque llamamos a la familia el día 31 a las 12 del mediodía (en España) para decirles Feliz Año Nuevo. Luego volvimos a llamar el día 1 de Enero a las 12 del mediodía (en Nueva Zelanda) para que ellos nos diesen su Feliz Año Nuevo, cuando nosotros ya habíamos visto el primer amanecer y estábamos casi comiendo. Fue extraño pero muy bonito, y más con la compañera que tengo…
De las ciudades que visitasteis, ¿cuál es la que más os gustó?
Rober: Ciudades grandes casi ni hay, ya que sólo viven 4 millones y medio de Kiwis en un país que es casi tan grande como España. Entre las ciudades más grandes de Nueva Zelanda destacan Auckland, Wellington y Christchurch. Wellington era bonita, pero prefiero pueblecillos como Moeraki, o Bahía Bay.

Isa: A mí me pasa lo mismo, prefiero ciudades más pequeñas o los pueblos que son más tranquilos y acogedores. Algunas de las localidades que más me impactaron por diferentes motivos fueron en la isla sur: Wanaka, Queenstown, la zona de la península de Banks y los alrededores del Moont Cook Village, y en la isla norte: la Región de Coromandel y la costa este.    


Aquí termina este relato. Ya sólo nos queda decir que seguiremos la pista de Isa y Rober en sus viajes por el mundo para poder compartirlos con todos vosotros.


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lunes, 2 de septiembre de 2013

Viajamos hasta Nueva Zelanda con Isabel García y Roberto Rodrigo

Este 2013 decidimos empezar el blog con una preciosa postal que nuestros montañeros y amigos Isabel García y Roberto Rodrigo nos hacían llegar desde Naiper (Nueva Zelanda). Entonces dijimos cuando Isa y Rober volvieran hablaríamos con ellos para que nos contaran sus impresiones de ese magnífico viaje. Así lo hemos hecho, y es el momento de compartirlo con vosotros en el blog. ¡Disfrutadlo!


¿Cómo surge la idea de este viaje? ¿Por qué a Nueva Zelanda?
Isa: Siempre habíamos oído hablar de Nueva Zelanda como un país increíble, fácil de recorrer, con unos paisajes espectaculares, con un montón de fauna y una vegetación exuberante y donde se podían practicar muchos deportes. También nos llamaban la atención sus montañas, que aunque no son muy altas sí tienen una gran belleza y cierta dificultad técnica. La única pega era que la temporada buena para viajar allí es entre noviembre y enero, y en esa época yo habitualmente no dispongo de las suficientes vacaciones como para poder viajar. Pero como este 2013 estoy disfrutando de un "año sabático" en el trabajo y disponía de tiempo suficiente para ir y Rober todavía tenía todas las vacaciones por disfrutar, pensamos: “¿por qué no aprovechamos y nos vamos a Nueva Zelanda?” Entonces empezamos a coger libros y guías del lugar y engancharnos con el proyecto y a confeccionar nuestro viaje.

¿Cuánto tiempo estuvisteis allí?
Isa:  Estuvimos 42 días. Rober consiguió acumular unas horas, más todas las vacaciones, más los días de fiesta, y yo disponía de todo el tiempo que quisiera. Salimos el 22 de noviembre y volvimos el 5 de enero. Algún día más hubiera estado muy bien para terminar de ver el país de una manera más holgada.
Suponemos que en un viaje tan largo es difícil elegir, pero ¿con qué recuerdo os quedáis cada uno? ¿Cuál es ese pequeño rincón de allí que os hubierais traído con vosotros?
Rober: La ascensión al volcán Sagrado Taranaki (2.531m). Me emocioné mucho al llegar a su cumbre con mi piolet y mis crampones puestos. Fue la primera montaña seria que hice después del accidente y quise dedicársela a mi gran amigo, ya desaparecido, Jose Ramón Morandeira.  Gracias a él, hoy sigo haciendo montaña.

Y ese pequeño rincón sería el del último día cuando madrugamos y estuvimos en una playa de Coromandel, la Otama Beach, ayudando a un pequeño pingüino azul que estaba muy débil y le arropamos para darle calor. Solos en esa playa interminable...

Isa: ¡Qué difícil es esta pregunta! Me pongo a pensar y son tantos los recuerdos y lugares que vienen a mi cabeza... Uno de ellos puede ser el día que fuimos a intentar ver delfines en kayak. Fue muy emocionante, ¡tantas sensaciones a la vez! El miedo a no saber manejar el kayak, la ansiedad de encontrar algún delfín, la emoción al ver un pingüino azul y el primer delfín tan cerquita...

También me quedaría con la ascensión al Aspiring, pero no sólo con el día de cumbre, sino lo que supuso toda la aproximación, que en algún tramo a mí me pareció más dura que la subida a la cumbre, así como la vuelta, que debido al mal tiempo y a la poca visibilidad se hizo muy intensa y costosa.

El rinconcito que me hubiera traído fue una chabolilla donde dormimos en una granja en el campo y muy cerquita del mar, en Onuku, al lado de Akaroa, en la península de Banks. 
¿Cómo era la gente en Nueva Zelanda? ¿Os acogieron bien? 
Los kiwis, como se les llama a los habitantes de Nueva Zelanda, es gente muy amable, siempre con la sonrisa en los labios y dispuesta a ayudarte. La penita es que nuestro inglés es mínimo y no pudimos relacionarnos con la gente local todo lo que hubiéramos querido. Eso sí, cada vez que necesitábamos información sobre algo y acudíamos a los DOC y a las oficinas de información, la gente nos trataba genial, proporcionándonos todo lo que necesitábamos e informándonos pacientemente (dado nuestro escaso inglés). 
No sabemos si es porque tratan muy bien al turista o porque ellos son realmente así. Nosotros no tenemos ninguna queja, más bien todo lo contrario, nos sentimos muy bien acogidos en el país.





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