Distinguiendo las carnes
La carne ha sido un elemento
nutricional muy importante en el desarrollo humano prácticamente desde el
principio de nuestra evolución. Además de estimular el desarrollo físico y la propia inteligencia para conseguirla (cazar
se convirtió en una actividad diaria desde que el hombre comenzara a consumir
carne), la carne completó la dieta humana aportando nutrientes importantes como el
hierro, la vitamina B12 o el fósforo. Desde siempre se ha consumido carne,
pero ¿conocemos bien los tipos de carne que tenemos y qué es lo que nos
aportan?
Podemos dividirlas en dos principales grupos:
Carnes rojas. Es la carne proveniente
de los mamíferos (bovino, ovino, caprino y equino) y, en general, de la caza (algunas aves como la perdiz
o la codorniz se consideran carnes rojas). Estas carnes tienen un alto valor en hierro y en minerales
como el zinc y el fósforo. Este tipo
de carne no debe consumirse en exceso ya que puede producir un aumento del
colesterol e incluso originar riesgo de cáncer en algunos órganos como el esófago los pulmones o el
páncreas si su consumo es muy alto.
Carnes blancas. Suelen considerarse carnes blancas a todas las que no proceden de los mamíferos (aves,
pollo, pavo…), si bien la carne de conejo es considerada carne blanca (a pesar de que este animal sí que es un mamífero). Además, hay algunas carnes de crías de mamífero (como la
ternera o el cordero) que también son consideradas carnes blancas. En general las
carnes blancas tienen menos grasas
saturadas que las rojas y son más fáciles de digerir.
¿Qué carne debo comer?
Una dieta que podría considerarse
razonable sería la que incluye de forma
equilibrada la carne roja y la blanca, con un consumo en torno a las cuatro
raciones semanales. Algunos nutricionistas recomiendan que la carne blanca se consuma más, pues es
más beneficiosa para nuestra salud
cardiovascular. En general, si la dieta que elegimos está equilibrada y
sabemos comer de forma adecuada, la
carne no tiene por qué ser inadecuada en la alimentación de un deportista. Se
estipula que por cada 100 gramos de
carne consumimos unas 300 calorías,
aunque dependiendo de qué parte del animal sea la carne esas calorías pueden
variar.
Respecto a la grasa, la carne de
cerdo y la de cordero son las que más
grasa acumulan (entre el 20 y el 30%) y las de cabrito y pollo sin piel las que menos tienen (en torno al
10%). En general todas aportan gran
cantidad de vitamina B. Una circunstancia muy a tener en cuenta es que la
carne es un alimento que resulta muy
fácil de adulterar, por eso conviene tener cuidado con la carne que se
consume (en qué establecimientos se consume o dónde se compra). La carnes ecológicas, aunque sean un poco
más caras, garantizan una calidad que nuestra dieta y nuestro organismo
agradecerán.
¿Desde cuando el conejo no es un mamífero?
ResponderEliminarTienes toda la razón, el conejo es un mamífero aunque sea carne blanca. ¡Nos hemos colado! Ya está rectificado el texto, muchas gracias por tu comentario, Velofondo, y muchas gracias también por leernos. Un saludo!
EliminarComo corredor-ultrafondista vegetariano también os invito a probar proteínas de origen No Animal...en la variedad esta el gusto ;)
ResponderEliminarHola Abraham, tomamos nota de tu recomendación! Este artículo se centraba en la carne, pero puede ser una gran idea escribir otro sobre la dieta vegetariana en deportistas. Gracias por tu comentario! Un abrazo
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