En estos días tan calurosos el cuerpo no suele pedirnos hacer deporte, pero
en contra de lo que muchos piensan, practicar
deporte con altas temperaturas puede reportar un gran beneficio físico y mental. Existe esa tendencia a pensar que
deporte y calor es una mala combinación, pero no es acertada. De hecho, si
planificamos bien la actividad deportiva y le damos cierta continuidad en los días de calor, conseguiremos que nuestro
organismo se sienta más en forma y
también nos sentiremos con una energía
extra al final del día que quizá no se consigue haciendo deporte en los
días fríos. Veamos por qué.
Bienestar tras entrenar con calor
Es cierto que el calor sumado a la
actividad física produce más fatiga de lo habitual, ya que nuestro organismo suda más y bombea más sangre, pero también es
verdad que después de someter al cuerpo a un esfuerzo físico con calor los músculos se relajan mucho más, pues
han asimilado un trabajo más intenso de lo habitual. Esa energía extra con la que hemos forzado al cuerpo produce una sensación de plenitud física después de
practicar la actividad deportiva: nos
sentimos más en forma, con más fuerza para realizar cualquier cosa.
Precisamente por esto hay algunos deportistas que prefieren planificar algunos de sus entrenamientos en
las épocas más calurosas de la temporada, pues consiguen llegar a la
competición más a punto, con la energía y las ganas renovadas y sintiéndose más
fuertes.
Precaución al entrenar
Si bien practicar entrenamientos
con calor puede ayudarnos a sentirnos mejor es importante que siempre tengamos
en cuenta los riesgos que podemos correr
si no planificamos bien dichos entrenamientos. La deshidratación es un peligro muy real, especialmente en los días de
calor intenso, por eso habrá que
tener muy en cuenta cómo y dónde se
entrena. Además de tomar líquido
de forma regular durante el
entrenamiento, es recomendable que éste transcurra por zonas frescas, donde el sol no incida directamente, para que
nuestro cuerpo no tenga una excesiva sensación de calor y sofoco. Lugares ajardinados, con sombras cerca, vegetación y, si es posible, alguna
fuente, son un buen entorno para entrenar con temperaturas altas. De esta
forma podremos parar para refrescarnos si nos sentimos muy acalorados y el
entrenamiento será más agradable y llevadero.
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