Una prueba explosiva
y agónica
La Carrera Vertical
en edificios consiste en subir un
edificio alto de una ciudad en el menor tiempo posible. Se trata de una
prueba de gran exigencia física y mental,
donde los atletas son sometidos a un esfuerzo
máximo durante pocos minutos. Mientras que en el Kilómetro Vertical el esfuerzo
se realiza en un terreno montañoso y suele durar unos 50 minutos, en las Carreras Verticales se condensa el
esfuerzo en mucho menos tiempo, obligando al corredor a realizar un trabajo físico muy explosivo, sin un
segundo de tregua y donde la concentración
mental resulta básica para poder completar la prueba con éxito. Hay que
tener en cuenta que en este tipo de carreras se suben cientos de escalones y un solo instante de pérdida de concentración
supone perder unos segundos decisivos.
Articulaciones y
músculos a tope
En la Carrera
Vertical son fundamentales las articulaciones
de los deportistas. Una buena elasticidad
en rodillas y cadera será imprescindible
para que los corredores puedan rendir bien, por lo que los atletas deberán
hacer una preparación a conciencia
para disputar este tipo de carreras. Los gemelos
del deportista están en continua tensión durante la prueba y un factor que
también es muy importante son los giros
que hay que hacer en la escalera, que implican encontrarse ágil y flexible
para poder realizarlos rápido y bien de forma mecánica.
Resumiendo: el
competidor deberá encontrarse en
plenitud de facultades para poder responder al reto tan importante que
supone subir un edificio de 52 pisos,
180 metros de altura y 900 peldaños, por poner un ejemplo muy cercano. Nos
referimos al edificio que se asciende en
la Subida al Bali, una prueba que en este 2015 contó con el patrocinio de MUND y que supuso un
éxito de participación y de público.
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